Partimos del hecho de que el blasón es lenguaje y simboliza querencias, afectos.
Al blasonar unas armas, al describir un escudo, debe irse
de lo principal a lo superfluo, de lo importante a lo secundario, de lo más
antiguo a lo más moderno, del fondo a la superficie, del campo a la pieza, al
mueble, a la brisura, al adorno exterior…
La terminología heráldica, su jerga, es un ejemplo claro de
economía lingüística: Se trata de decir mucho con pocas palabras, sin dejar
jamás de ser exacto. De manera que a partir del blasón; que es un hecho lingüístico,
que es una descripción con palabras; le resulte fácil elaborar el escudo de forma certera e inequívoca a cualquier fabricante, diseñador o dibujante.
El blasón debe cumplir con la máxima de Baltasar Gracián:
“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Brevedad, sin faltar a la precisión.
El campo del escudo, cada campo del escudo, debe ser
descrito como si de un escudo completo se tratara (porque lo fue, antes de
agregarle otros campos), para después pasar al siguiente o siguientes: Siempre
de arriba abajo, y de derecha a izquierda.
El blasón describe con palabras unos iconos: Son esmaltes,
particiones, muebles, piezas… símbolos con diversas interpretaciones variables
para cada historia familiar o local y para cada sensibilidad, incluso
ideológica.
Una estrella de cinco puntas o de ocho, un lucero… una cruz
en sus múltiples formas, un cuervo, un cerdo, una sirena, un lobo, un puñal, un
billete, un dado, una cabeza cortada… admiten interpretaciones diversas.
Una vez cumplidos los requisitos de la heráldica, como
ciencia auxiliar de la historia, entra en juego el arte heráldico, el diseño y
la creatividad en el taller o en el dibujo… pero jamás sin lo primero.
Un blasón mal definido provoca errores graves en el arte y
confusiones inaceptables, que a veces son por mero descuido del artista, ya que
el primer poseedor de un escudo le dio un sentido, un significado que, si se
malinterpreta, se pervierte el mensaje original ya sea por ignorancia, por vanidad o intencionadamente.
Sirva de ejemplo el blasón de España:
REINO DE ESPAÑA:
- Cuartelado y entado en
punta. 1º de gules con un castillo de oro almenado de tres, mayor la del
centro, aclarado de azur y mazonado de sable. 2º de plata, un león
rampante, de púrpura, linguado, uñado, armado de gules y coronado de oro. 3º
de oro, con cuatro palos de gules. 4º de gules, con una cadena de oro,
puesta en cruz, aspa y orla, cargada en el centro de una esmeralda de su
color. Entado de plata, con una granada al natural rajada de gules,
tallada y hojada de dos hojas de sinople. Acompañado de dos columnas de
plata, con la base y el capitel de oro, sobre ondas de azur y plata,
superada con la corona imperial la diestra, y de la corona real la
siniestra, ambas de oro, y rodeando las columnas una cinta de gules,
cargada de letras de oro, en la diestra "PLVS" y en la siniestra
"VLTRA" (Más Allá). Al timbre, corona real cerrada, que
es un aro de oro engastado de rubíes y esmeraldas intercalados de perlas, y compuesta de ocho
florones de hojas de acanto, visibles cinco, interpoladas de perlas y de
cuyas hojas salen sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en el planeta
de azur, con el semimeridiano y el ecuador en oro, sumado de cruz
de oro. La corona está forrada de gules. En el abismo, escusón de azur,
tres flores de lis y bordura de gules que corresponde a la dinastía Borbón-Anjou.

Grandes armas del Reino de España: Manto de gules con bordes, cordones y orlas de oro, fondo de armiño. Y el toisón de oro...
REPÚBLICA
ESPAÑOLA:
- Cuartelado y entado en
punta. 1º de gules con un castillo de oro almenado de tres, mayor la del
centro, aclarado de azur y mazonado de sable. 2º de plata, un león
rampante de gules armado y lampasado de oro. 3º de oro, con cuatro palos
de gules. 4º de gules, con una cadena de oro, puesta en cruz, aspa y orla.
Entado de plata, con una granada al natural rajada de gules, tallada y
hojada de dos hojas de sinople. Acompañado de las Columnas de Hércules de plata, apoyadas
en base de oro, con la base y el capitel de lo mismo y rodeando las
columnas una cinta de gules, cargada de letras de oro, en la diestra
"PLVS" y en la siniestra "VLTRA" (Más Allá). Al
timbre, corona mural de oro, de dos alturas, con seis torres, visibles
cuatro, aclarada de gules.
El escudo republicano elimina todas las coronas: Real, Imperial, de León... e incorpora una corona mural de oro que aclara en gules y no en azur.
Las armas republicanas sustituyen las ondas de azur y plata de los dos mares (Atlántico de Castilla y Mediterráneo de Aragón) por una sencilla base de oro: Tierra firme.
Las columnas son las de Hércules, las del Estrecho de Gibraltar... con África, que llevaban el lema "NON PLUS ULTRA" 'No hay más allá'; pero en cambio mantienen el lema americano del Emperador: "PLUS ULTRA" 'Hay más allá", aunque se supriman las coronas imperial y real sobre las columnas. No queda nada de América ni de Europa en este escudo español.
Castilla y Aragón quedan igual, León pasa del púrpura imperial al gules, armado de oro y sin corona. Navarra queda sin su esmeralda central. Andalucía mantiene igual la granada de su color natural.
Evidentemente, desaparece el escusón de los Borbones en el abismo.